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En el proceso de elaboración del vermicompost siempre es mejor mantener un ambiente
húmedo, pero sin llegar a encharcarlo, ya que esto reduce la cantidad de oxígeno disponible.
Revolver el sustrato puede ayudar en la necesaria aireación y distribución de cualquier líquido
que pueda acumularse. Debe estar más húmedo en la superficie, para mantener allí la mayor
parte de la actividad. Hay que prestar atención a la temperatura ambiente, sobre todo en épocas
cálidas, para evitar que las lombrices se sequen. Se pueden utilizar trapos humedecidos o capas
de cartón o papel para cubrir el vermicompost si el ambiente se seca rápidamente.
La experiencia y la observación nos dirán si la humedad es la correcta. La piel de las lombrices
debe tener un aspecto húmedo/fresco. Sin embargo, un higrómetro de varilla puede ser útil para
medir la humedad, sobre todo para los principiantes. Si no se dispone de higrómetro, se puede
coger un puñado de compost en la mano; al apretarlo con fuerza, deben caer unas 2 o 3 gotas
del puño. Si son muchas más, la humedad es excesiva y sería conveniente añadir un poco de
papel o cartón picado, mezclándolos con el compost. Si por el contrario no sale nada, el
vermicompost estaría demasiado seco y sería conveniente añadir un poco de agua.
El riego de las lombrices debe realizarse con agua no clorada (no del grifo), preferiblemente
por aspersión. Esto puede hacerse manualmente o mediante microaspersores en una instalación
más grande. El riego por goteo es otra opción, pero obviamente puede estresar a las lombrices.
Si tienes que añadir agua a mano, hazlo con mucha suavidad.
La frecuencia de riego no siempre será la misma y dependerá de la temperatura ambiente, del
interior del montón, de la textura del compost, etc. Así que puede ser cada pocos días o semanas,
o tan corta como horas en temperaturas extremas. Es importante una observación bastante
periódica.
El riego está relacionado con la temperatura, por lo que ésta también se puede controlar un poco
mediante riego/aspersión. El montón no debe mantenerse por debajo de los 10 grados, a ser
posible, ni por encima de unos 25 o 30 para la mayoría de las especies. Si superamos demasiado
estos valores, hacia abajo o hacia arriba, corremos el riesgo de que mueran.
4.1.2. Temperatura: La actividad, el metabolismo, el crecimiento, la respiración y la
reproducción de las lombrices de tierra están muy influenciadas por la temperatura. La
temperatura para el desarrollo estable de la población de lombrices de tierra no debe superar los
25 °C. Aunque los huevos de E. fetida sobreviven períodos prolongados de congelación
profunda y siguen siendo viables, no se reproducen y no consumen suficiente alimento a
temperaturas de un solo dígito. En general, se considera necesario mantener las temperaturas
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